martes, 19 de octubre de 2010

Elle

Querída Capitana:

Tú barco de 100 primaveras naufraga.

Este navío recorrió cauces entre reyes y guerras, entre reformas y un 14 de abril vestido de morado, amarillo y rojo, entre poetas hayados en la cama de la Poesía que dejaron un legado de tesoros escondidos en más de mil versos, aquel gilipollas llamado Franco y el trato que no cumplió cierto principito que consolidaría la democrácia.

Quizás nombrar varios acontecimientos históricos de los muchos que envuelven tus 36.500 días no sea tan relevantes; sin embargo, todo el que pueda leer estas palabras despechadas sabrá que fuiste fuerte, como el roble.

He de confesarte que todos creímos que esta última promesa no podrías cumplirla. Ya sabes lo que dicen del Tiempo: es famoso por su amistad traicionera... Aunque a este buque le dio una tregua. Apuesto mi corazón de palo a que sabía quién llevaba el timón.

Ahora que los años vuelven a arrebatarme una gran parte de lo que soy, he de resignarme y aceptar que este será siempre el punto débil de la vida.

Pronto Madrid será envuelto por un mar de lágrimas y el viento acunará eternamente ese toque asturiano que tanto he adorado.

Feliz cumpleaños por última vez. La más pequeña de tus camaradas aún no imagina eso de vivir sin tí.