domingo, 20 de septiembre de 2009

The end-


Es cierto...
después de que aparecieras en mi vida, mi mayor desafío fue verte marchar.

No soporto la típica situación donde todo tiene algo de ti.
(Una canción que no dejé de escuchar hasta Agosto, cuando volvió ese estúpido frío que quema; Olores, como el del suavizante nuevo que se estrenó el último Febrero; palabras; frases; gestos en caras que no son la tuya...)

No eché de menos tus besos, no más que escucharte hablar con la mirada fija en mi lunar.
Aquella paz, aquella tranquilidad que me aportabas tan sólo con abrazarme. Pero tatuarme tu nombre en el lagrimal no me compensó.

Me declaro piedrecita en carnavales continuos.
Supongo que nunca quise que vieras que eres mi puta debilidad.
Aunque tú no dejases de competir con el invierno detrás de una simple plaza con nombre de persona.
Hace ya tiempo que aprendí a poner buena cara cuando llueve por dentro, y por ello, no sabrás ni la mitad de lo esta cría a podido sentir.

Y que atormentarse después de noches retando a Morfeo era demasiado fácil...
tan fácil como dejarme acurrucar en tus brazos o fingir tener en las pestañas plomo para sentirte un poquito más cerca;
Como esperar a que te durmieses para así, mirarte (rogando a las agujas del reloj que no amaneciera). Como la misma Luna que no alumbró en San Juan...

Que da igual, que ya no tiene importancia.
Acabaré llenando un contenedor entero de versos donde eres el acento, donde las palabras carecerán de razón y se las llevará el viento.
Y confieso que todavía tiemblo cuando toca verte...
Sin embargo,
estos textos clandestinos se han cansado de hablar de ti.

martes, 15 de septiembre de 2009

H





Quizás corazones orgullosos digan ¡no!, y otros compuestos por serenidad lo entiendan un poco más.
Solo sé que no soy capaz de emperifollar mi alma con crueldades u odio;
sería como intentar hacerme ver que alojarse en el cielo es más fácil que rozarlo...

Las alas de acero tienen como cúspide del privilegio un nuevo vuelo asegurado... pero su hándicap es lo que puedan llegar a pesar.
Y como siempre, el Tiempo será un cómplice célebre al que nunca nos cansaremos de acudir.

Una
mezcla homogénea; un día con sol o nubes. Eramos algo tan semejante...
Creo que decirte el típico si tu supieras no sirve; a estas alturas deberías saberlo todo (o más).
Cargaré pues con la etiqueta de demente al anunciar que mi hombro sigue siendo inoxidable para ti.
Aunque este corazón lisiado siga cuestionando si merecer puede reiterar en nuestro diccionario.

miércoles, 9 de septiembre de 2009


Y comprender el por qué este corazón padece de hiperestesia clandestina desde hace más de un mes_