lunes, 23 de julio de 2012



Quizás sea una chica de alma pobre. Sin embargo... no mendigo besos.
No hay espada de doble filo que parta en dos mi fuerza, ni ganadores que sin derrotas hayan llegado lejos.  
Que sé que no viviré en el laberinto de tus ojos eternamente. Y que recuperaré mi cordura, con o sin tu aliento, aunque divague borracha de tu risa...


sábado, 7 de julio de 2012

Marco-Polo



Sin duda alguna, puedo afirmar que has sido uno de mis mejores regalos de este año.
No sabes cuanto me haces crecer como persona y como consigues que crea en mi misma.
Ni lo mucho que te aprecio.
Gracias Adri. 

viernes, 6 de julio de 2012

Capitana



Tendría un montón de cosas que contarte. Sin embargo... me callaría la mitad.
Podría decirte que por aquí todo va bien, aunque no fuese cierto. Aun sabiéndolo, me mirarías con esa expresión tan tuya y sabría que, sin palabra alguna, me gritarías que soy fuerte, como tú.
Tengo, puedo, sé y grito, que te echo de menos. Tanto como un pirata a su botella de ron.

jueves, 19 de abril de 2012

Zz





Puedo volverme loca y decir
que te dedicaría cientos y cientos de versos.
Incluso afirmar que me has empujado a volver a esconderme entre letras...

sábado, 14 de abril de 2012


Es automático escribir sobre ti y que mi cabeza me castigue con un dónde estás. No consigo avanzar de ese punto de partida... o de pérdida.

Mi paciencia se erosiona. Mi mente se enfria. El nivel de indiferencia empieza a asustarme, tanto como pensar que he crecido con unos valores falsos, con una persona que no existe… dos seres diferentes que aseguran ser el mismo.

Tengo una colección de preguntas sin respuestas y poco valor... y odio conformarme con echarte de menos.

miércoles, 11 de abril de 2012

*


Después de tanto, despiertan mis ganas.
Mis ganas de escribir, de gritar; de desahogarme como quiera.
Ganas de ir de aquí, para allá, de correr y cantar.
Reír,llorar.
Sentir el miedo... y combatirlo.
Soñar despierta e ilusionarme, sonreír como una idiota al recordar.



sábado, 24 de marzo de 2012

Es duro paralizarse mientras todos avanzan o te adelantan; te aferras a la impotencia, al desánimo de su frío y a la rutina de la nada.
La sangre te arde, el arrebato te consume.
Buscas el final del túnel con los ojos vendados y los oídos taponados.

Y, de repente... todo se evapora. La desgana, la rabia, la agonía.
Nunca llegaste a pensar cómo de grande sería la recompensa de la espera. Cómo, sin querer, tus pies caminan hacia ninguna parte donde encontrarías un tesoro.

Porque hay noches eternas sin luna ni estrellas, pero nos olvidamos de que, antes o después, se encenderán las farolas...


-Merci-